El esposo de la gobernadora de Baja California, Marina del Pilar Ávila, renuncia a sus cargos: “La polarización y los señalamientos no ayudan al clima en el Estado”
Carlos Torres toma la decisión en medio de un escándalo vigente por la cancelación de la visa estadounidense a él y a la mandataria por causas aún desconocidas
La polémica por la cancelación de la visa estadounidense a la gobernadora de Baja California, Marina del Pilar Ávila, y a su esposo, Carlos Torres, por motivos que aún son un misterio, ha dado otro giro. La pareja de la mandataria estatal ha anunciado, la noche de este martes, su renuncia a los cargos honorarios que ostentaba en el Gobierno del Estado y en el ayuntamiento de Tijuana. Esto ocurre a casi un mes de que revelara el retiro del documento migratorio a la pareja y sin que a la fecha se conozcan las razones que empujaron al Gobierno de Donald Trump a tomar la decisión que ha provocado un escándalo en México. Torres ha recurrido nuevamente a las redes sociales para anunciar su renuncia a las funciones que ostentaba en dos administraciones de la entidad. El motivo, dijo, es evitar la polarización en el Estado. “Por decisión propia, he hecho una pausa en los proyectos sociales y de participación pública en los que venía colaborando de manera honoraria”, se lee en un mensaje publicado en sus redes sociales.
Torres sale de la escena política en medio de una avalancha de especulaciones sobre las razones que hay detrás de las restricciones que EE UU, ha impuesto para que una gobernadora emanada de Morena, el partido gobernante, y su esposo puedan ingresar a su territorio. “Sé que el tiempo acomoda todo”, menciona en el post. Su separación de los cargos que ostentaba, presuntamente sin recibir compensación económica, se ha hecho oficial este martes, aunque de acuerdo con información de medios locales, dejó de aparecer en la escena pública desde el 10 de mayo, cuando anunció la revocación de la visa.
El cónyuge de la gobernadora tiene detrás una carrera política que inició en el Partido Acción Nacional (PAN), agrupación política de la que se fue expulsando seis años atrás (2019) cuando siendo integrante de la bancada panista en el Congreso local, dio su voto a la ampliación del mandato de Jaime Bonilla, el entonces gobernador de la entidad y uno de los personajes que ha acusado públicamente a Ávila, su sucesora y correligionaria, de incurrir en presuntos actos de corrupción.
Los reflectores se mantienen sobre la gobernadora bajacaliforniana y su familia. La cancelación del permiso para ingresar a EE UU ha provocado un vórtice que ha puesto en tela de juicio la Administración de Ávila. Desde que anunció el impedimento que tiene para viajar al vecino país, se ha destapado una especie de cloaca. La venta de una casa, presuntamente propiedad de la mandataria estatal, con valor millonario en San Diego, California; la supuesta cancelación de cuentas bancarias en entidades financieras estadounidenses; y una investigación por corrupción y delitos relacionados con el llamado huachicol fiscal, —importación ilegal de gasolina—, son algunas de las polémicas que ha protagonizado la gobernadora y ha negado.
Torres ha sostenido que se abre una nueva etapa en su vida en la que su familia es prioridad hasta que todo se acomode. En plena crisis por el anuncio de la cancelación de su visa, la gobernadora se mantuvo firme sobre la permanencia de su esposo en el servicio público. “Confío plenamente que la situación se va a aclarar satisfactoriamente para ambos”, fueron las primeras declaraciones de Ávila cuando informó sobre la decisión de EE UU. La mandataria ha sido arropada por la presidenta Claudia Sheinbaum, que ha mantenido una defensa férrea de Ávila. La presidenta ha rechazado conocer las causas de la cancelación de la visa a una de las gobernadoras que llegaron al poder abanderadas por su partido, Morena.
