La economía de Canadá dio un giro inesperado en el tercer trimestre al crecer 2.6% interanual, una cifra que superó los pronósticos y mostró la capacidad del país para mantener estabilidad en un contexto internacional complicado.
Este avance se apoyó en un ligero aumento de las exportaciones, suficiente para impulsar la actividad económica después de meses de señales mixtas en el mercado global. Aunque el crecimiento exportador no fue amplio, sí marcó una diferencia en un periodo donde predominaban las dudas.
Otro elemento determinante fue la fuerte caída de las importaciones, la más pronunciada desde 2022. Este descenso mejoró el balance comercial y contribuyó directamente al comportamiento positivo del Producto Interno Bruto. Analistas señalan que la reducción responde tanto a ajustes en la demanda interna como a decisiones estratégicas de las empresas ante la incertidumbre internacional.
Pese al resultado alentador, el entorno sigue siendo complejo. La guerra comercial impulsada por el presidente estadounidense Donald Trump ha frenado el ritmo de crecimiento de Canadá y ha generado un clima de tensión en sus perspectivas comerciales. Los aranceles, las amenazas de nuevas medidas y la volatilidad en la relación bilateral han tenido un impacto directo en sectores clave de la economía canadiense.
Aun así, el desempeño del tercer trimestre se ha interpretado como una señal de resiliencia. Canadá logra avanzar en medio de presiones externas y mantiene una base sólida que le permite enfrentar un escenario cambiante. El reto, advierten los especialistas, será sostener este ritmo en los próximos meses, cuando el impacto de la guerra comercial y la evolución de la demanda global definirán la trayectoria del crecimiento.
