Colaboración Espacial del Maestro Héctor Navarrete M.
Año 1909: Los presidentes Porfirio Díaz y su homólogo de Estados Unidos William Taft se reunieron en la frontera de Juárez y El Paso Texas, México.
Díaz se niega a cumplir 5 peticiones que le hacía EE.UU, lo que conllevó a planear el inicio de su derrocamiento.
Durante el encuentro, el mandatario mexicano se negó a firmar las peticiones de su homólogo estadounidense, que incluían devaluar la moneda mexicana y permitir la instalación de una base norteamericana en Baja California.
En 1909, se llevó a cabo un episodio importante y crucial en la historia del país que los libros de texto educativos de la SEP y otras obras de la historia oficial mexicana olvidaron contar pasando por desapercibido en la historia mexicana.
Y está fue la reunión entre el presidente Porfirio Díaz y su homólogo estadounidense William Howard Taft.
Durante esta reunión, el Presidente Díaz fue cuando firmó su ruina al negarse a aceptar las peticiones de su homólogo el presidente estadounidense, William Howard.
Las demandas de Taft eran las siguientes:
1. Detener el proyecto del canal seco de Tehuantepec, ya que representaba una competencia directa para el Canal de Panamá, que en ese momento estaba siendo desarrollado por Estados Unidos.
2. Permitir la instalación de una base norteamericana en Baja California, con el objetivo de coordinar operaciones en América Latina.
3. Devaluar la moneda mexicana.
4. Dejar de comprar armas al imperio alemán y, en su lugar, comprar armas a Estados Unidos.
5. Reprochar la ayuda del gobierno mexicano al expresidente de Nicaragua, José Santos Zelaya, quien había sido derrocado gracias a la intervención estadounidense.
Pero quizás la demanda más importante de Taft fue la concesión de recursos a empresas estadounidenses, en particular las que tenían que ver en la extracción de petróleo. Esto se debía a que no le agradaba que Díaz había brindado un trato preferencial a las empresas británicas, especialmente a las de Lord Whitman Pearson, alias Lord Korwin.
En dicha reunión, también estuvo presente el canciller del presidente mexicano Enrique Creel, abuelo de Santiago Creel Miranda. Se sabe que el mandatario estadounidense salió muy molesto, ya que Díaz no accedió a ninguna de sus peticiones.
Al no lograr sus exigencias y frenar las acciones de Díaz que no estaban acordes con los intereses estadounidenses, fue cuando Washington brindó gran apoyo en ese entonces a Francisco I. Madero. Incluso enviaron a Sherwood Killed Hopkins, conocido como el "abogado de las revoluciones", para financiar la Revolución mexicana y así derrocar a Porfirio Díaz y su régimen.
Según los registros históricos y periodísticos de la época, este encuentro tuvo lugar el 16 de octubre de 1909. El propósito inicial de la reunión era fortalecer los lazos de cooperación entre ambos países, aunque la verdadera razón de este encuentro entre los dos mandatarios aún sigue siendo un misterio, nada diferente a lo que actualmente vivimos hoy en México con las llamadas en privado entre la Presidenta Sheimbaum con su homólogo de Estados Unidos, pero la diferencia es de que actualmente Trum con las tecnologías en comunicación, delata lo que en realidad se habló.
El encuentro no sólo fue registrado por los medios nacionales de la época, sino que ambos países también ordenaron la acuñación de una medalla conmemorativa del evento. Mientras que en la medalla mexicana se encontraba el nombre de Porfirio Díaz en el frente, la medalla estadounidense también hizo lo mismo, pero con el nombre de su presidente en primer lugar.
La visita de Taft a México resultó ser contradictoria, ya que, a pesar de las expresiones amistosas y de buena voluntad intercambiadas, fue a partir de ese encuentro que la política exterior de Estados Unidos hacia nuestro país experimentó un cambio significativo.
Según lo mencionado por el diario "El Imparcial", se estableció una relación cordial en apariencia, pero en realidad, los intereses de Estados Unidos comenzaron a prevalecer sobre los de México.
Esta transformación se desencadenó debido a varios factores, como la negativa de México a renovar el arrendamiento de la Bahía Magdalena a Estados Unidos, la inclinación del régimen porfirista por favorecer a capitales europeos en lugar de los estadounidenses, y la ayuda brindada por México a José Santos Zelaya, expresidente de Nicaragua, quien fue depuesto con la intervención de Estados Unidos.
Esta reunión tuvo lugar en el edificio que actualmente alberga el Museo Histórico de Ciudad Juárez, Ex Aduana Fronteriza. Este edificio se encuentra junto a la plaza Misión de Guadalupe y es uno de los monumentos más emblemáticos de esta frontera. Fue construido en 1885 bajo la dirección del arquitecto estadounidense George E. King y el ingeniero Manuel Garfias, con el objetivo principal de establecer un control administrativo y fiscal en la zona fronteriza.
Para la ocasión de la entrevista entre Díaz y Taft en 1909, el aspecto austero de la Aduana se transformó en uno de aparente lujo. El patio central fue cubierto con lámina repujada y artesonado importado de Francia. Se agregaron elementos decorativos, como seis pilastras, y se enyesaron las paredes, añadiendo medallones y frescos con representaciones de naturaleza muerta en la parte superior de las puertas. En el techo se instalaron candiles de vidrio cortado austriaco que brindaban una iluminación sofisticada y elegante al espacio.
Esta histórica reunión marcó un punto de inflexión en las relaciones políticas y diplomáticas entre México y Estados Unidos. Nada diferente a lo que pareciera que la historia está por repetirse a casi 116 años.