20 de Noviembre: el origen del movimiento que redefinió a México

20 de Noviembre: el origen del movimiento que redefinió a México

Por: Inés Arroyo

El 20 de noviembre marca el inicio de la Revolución Mexicana, uno de los procesos más decisivos en la historia contemporánea de México. La fecha conmemora el llamado a levantarse en armas realizado por Francisco I. Madero en el Plan de San Luis, documento que denunció la falta de democracia durante el Porfiriato y fijó el inicio de la insurrección para el 20 de noviembre de 1910. Aunque los primeros brotes armados aparecieron antes y después de la fecha señalada, este día quedó registrado como el punto de partida del movimiento que modificó la estructura política y social del país.

Durante el gobierno de Porfirio Díaz, que se extendió por más de tres décadas, México experimentó un crecimiento económico impulsado por inversiones extranjeras, obras públicas y modernización urbana. Sin embargo, este desarrollo favoreció principalmente a grupos empresariales, élites políticas y compañías foráneas. Al mismo tiempo, campesinos, obreros y comunidades indígenas enfrentaron despojo de tierras, explotación laboral y restricciones a sus libertades. La falta de alternancia política y los comicios controlados por el régimen profundizaron el descontento.

El fraude electoral de 1910, que impidió la llegada de Madero a la presidencia, detonó el llamado a la rebelión. En el Plan de San Luis, Madero desconoció la reelección de Díaz, exigió el restablecimiento de elecciones libres y propuso devolver tierras a los pueblos afectados por la expansión de las haciendas. Este planteamiento resonó en distintas regiones, donde líderes locales transformaron el movimiento en luchas con objetivos más amplios.

Entre las corrientes más relevantes destacó la encabezada por Emiliano Zapata en el sur, cuyo lema "Tierra y Libertad" reflejó la demanda agraria; en el norte, Francisco Villa movilizó a miles de combatientes que reclamaban mejores condiciones de vida; mientras que figuras como Venustiano Carranza y Álvaro Obregón iniciaron un proceso político que culminó con la redacción de una nueva Constitución.

La Revolución produjo transformaciones profundas. Tras la caída de Díaz en 1911 y años de enfrentamientos entre las distintas facciones, el país consolidó su nuevo rumbo en 1917 con la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Este documento incorporó derechos laborales pioneros—como el salario mínimo, la jornada de ocho horas y la libertad de asociación—además de establecer la propiedad nacional sobre los recursos naturales y fortalecer el reparto agrario. También definió el carácter gratuito, público y laico de la educación, un principio central del proyecto nacional.

Las reformas surgidas de la Revolución continuaron desarrollándose en décadas posteriores. El reparto de tierras impulsado por Lázaro Cárdenas permitió restituir zonas agrícolas a comunidades campesinas bajo la figura del ejido, con lo cual se concretó una parte importante de las demandas de 1910. Paralelamente, se consolidó una nueva estructura de gobierno que sentó las bases del Estado moderno.

Hoy, el 20 de noviembre se recuerda como una fecha clave no solo por el inicio de la insurrección, sino por las consecuencias que derivaron de ella: la ampliación de derechos, la transformación del sistema político y la redefinición de la relación entre el Estado y la sociedad. Los desfiles, ceremonias y actividades cívicas realizadas en todo el país mantienen viva la memoria de un movimiento que cambió el rumbo de México y que continúa siendo un referente indispensable para comprender la vida pública actual.