El día en que México perdió la mitad de su territorio y la falsa historia de que Santa Anna lo vendió.

 

Colaboración Especial del Maestro Héctor Navarrete M.

El 2 de febrero de 1848 se firmó el Tratado de Guadalupe Hidalgo, por el que México “vendió” la mitad de su territorio a los Estados Unidos y fue así como salieron los invasores del país.

Han pasado más de 177 años, pero los efectos de lo ocurrido ese día cambiaron para siempre la historia de México.

Con ese acuerdo los actuales estados de California, Arizona, Nevada, Utah, así como parte de Colorado, Nuevo México y Wyoming pasaron a formar parte de EE.UU.

La firma de ese tratado también significó el fin de la Intervención de Estados Unidos en nuestro país y con ellos el término de uno de los capítulos más dolorosos en la historia de nuestro México.

“México fue obligado a ceder por presión a Estados Unidos 2 400 000 kilómetros cuadrados, poco más de la mitad de su territorio a cambio del pago de 15 millones de pesos. Pero las tropas de ocupación no abandonaron la ciudad inmediatamente en esa fecha: el canje de ratificación tardó en llegar y no fue sino hasta el 12 de junio cuando los norteamericanos de manera definitiva salieron de la Ciudad de México”, se lee en el libro Érase una vez México, del autor Alejandro Rosas.

La historia de esa pérdida fue solo el punto final de una serie de problemas relacionados con el abandono de los territorios del norte de México tras la Independencia del país y los constantes conflictos políticos que sumieron a la nación en un caos.

A diferencia de lo que se piensa, no fue Antonio López de Santa Anna quien firmó ese tratado, sino a quien le tocó fue al entonces presidente de México, Manuel de la Peña y Peña.

El presidente de la Peña no hizo público el tratado hasta la nueva reunión del congreso mexicano el 7 de mayo de 1848. La tragedia era ya inevitable.



Uno de los conflictos fue, por ejemplo, la unión de Coahuila a Texas en 1824. Aunque una década después se habían resuelto en su mayoría, quedaban pendientes temas como la esclavitud y la instalación de aduanas.

A ciudadanos estadounidenses se les permitio venirse a instalarse en los territorios ocupando Texas con comodidades y se les dejaba mantener esclavos, cosa que ya no podían hacer los mexicanos por aquello que se abolio la esclavitud.

Desde entonces, fue creciendo la población de Estadounidenses y miles de ellos en Texas comenzaron un movimiento para que el estado se independizara y se anexara a los Estados Unidos.

“La fiebre texana se había apoderado de los ánimos de los norteamericanos y se habían formado clubes texanos para enganchar voluntarios, reunir dinero y comprar armas para la lucha por la libertad”, dice el libro “México frente a Estados Unidos: un ensayo histórico”.

En 1836 Texas declaró su independencia de México, pero los rebeldes fueron reprimidos por el General Santa Anna. En los años siguientes los deseos expansionistas de EEUU se hicieron evidentes y  debido a la tensión en la frontera, el entonces presidente James Folk declaró la guerra en contra México en 1846.

El resultado final fue la invasión norteamericana a  México, con la bandera de Estados Unidos ondeando en la capital con la pérdida de la mitad del territorio.

“La bandera de Estados Unidos fue izada sobre Palacio Nacional. Su ejército ocupó la Ciudad de México del 14 de septiembre de 1847 al 12 de junio de 1848, es decir: nueve meses estuvo la presencia del ejército invasor, el paisaje urbano de la capital del país cambió radicalmente”, se lee en el libro de Rosas.

Por su parte el historiador británico Will Fowler realizó una investigación de más de 17 años sobre el papel del General Santa Anna en aquella decisiva etapa en la historia de México.

Gracias a su trabajo, que quedó plasmado en el libro Santa Anna ¿héroe o villano?, se pudieron echar abajo varios mitos y oscuras leyendas que han perseguido al general desde hace más de siglo y medio.

Según Fowler, en una entrevista publicada por el periódico "El Financiero" en mayo de 2018, la acusación de “traidor” contra Santa Anna fue totalmente injusta.

De hecho fue falso que Santa Anna haya perdido la guerra contra Estados Unidos a cambio de dinero.

Era un hombre sumamente nacionalista y patriota que defendió al país primero expulsando a los españoles y a los franceses y que una vez que fue desterrado a Cuba fue nuevamente mandado traer para volver a combatir con honor y con lealtad está vez en contra del ejército invasor de los Estados Unidos y en todas las batallas.

Lo que paso es que las cosas a Santa Anna le iban saliendo mal: fue perdiendo batallas y al final perdió la guerra siendo capturado en la batalla de Velasco y obligado a firmar un acuerdo donde no fue cierto que consistió en la independencia de Texas sino consistía en la retirada del ejército mexicano por estar dentro de territorio  enemigo y su vez autorizar que se trasladará una comisión a la capital del país para solicitar la independencia de Texas del territorio Méxicano y, para variar Santa Anna si fue un corrupto. Pero de traidor, no tuvo nada”.

De acuerdo con el autor, "el mito de que Santa Anna vendió la mitad de México" se comenzó a gestar cuando el diputado Ramón Gamboa dio inicio a la difusión de tales acusaciones.

Fue ya durante el gobierno de Benito Juárez que se estableció más la imagen de "tirano y de traidor a la patria” a Santa Anna creando posteriormente en los libros de texto educativos la leyenda negra de que fue quien vendió la mitad del territorio nacional, pero de ese dinero a Santa Anna, no le toco recibir ni un solo peso ni fue quien vendio al país.

Así la historia de nuestros héroes convertidos en villanos y los villanos dejados en la historia como héroes.