Iztapalapa: cómo una explosión deja huella emocional más allá de lo visible
Por: Héctor Herrera
La explosión de una pipa de gas el 10 de septiembre en el Puente de la Concordia, en Iztapalapa, dejó un saldo de más de 90 personas heridas y 9 fallecidas. El incidente, registrado a las 14:25 horas y captado por cámaras de seguridad, no solo provocó daños físicos, sino que generó un profundo impacto emocional en la sociedad.
Las imágenes del accidente y los testimonios de quienes presenciaron el hecho se viralizaron rápidamente en redes sociales, despertando miedo, angustia e incertidumbre incluso en quienes no estuvieron directamente involucrados. Este fenómeno se conoce como ansiedad vicaria, que ocurre cuando una persona experimenta emociones intensas frente a un trauma ajeno. Según la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Nuevo León, esta ansiedad se manifiesta porque empatizamos con quienes sufren y sentimos responsabilidad hacia ellos.
Cualquier persona puede verse afectada, incluso quienes solo observan los hechos a través de televisión o redes sociales. La ansiedad vicaria puede provocar insomnio, temor por la seguridad propia o de familiares y sensación de vulnerabilidad. Por eso, expertos recomiendan reconocer y validar los sentimientos, expresarlos para no acumularlos y canalizar la empatía ayudando a las víctimas, ya sea mediante palabras de apoyo o donaciones.
La cantante mexicana Amandititita reflexionó sobre esta experiencia en un video de TikTok. Destacó que sentir miedo o angustia ante tragedias ajenas es natural y legítimo, y que no hay que sentirse culpable por ello. "Si no pudiste dormir, si tienes miedo de que tu familia salga a la calle, es natural, no estás exagerando", afirmó, haciendo un llamado a cuidar de uno mismo para poder apoyar a los demás.
La explosión en Iztapalapa recuerda que los accidentes pueden ocurrir en cualquier momento, pero también evidencia cómo las emociones se comparten y se sienten incluso a distancia. Comprender la ansiedad vicaria y aceptar nuestras reacciones es clave para enfrentar el impacto emocional de eventos que, aunque ajenos, dejan huella en todos.
